Vueltas
Se hace de noche mientras tú te marchas
en un tren que, de frente, es la divina
anunciación -te trae- y, cuando te aleja,
deja un surco de azufre en los raíles.
De vuelta a nuestra casa sólo quiero
soñar con que despierto y no es un sueño
que sigues acostada aquí y que duermes
soñando me imagino que conmigo.
Me pongo con el fregue, lleno el tiempo
con mil cosas que hacer -pozo sin fondo
que traga todo un mar- por no abrazarme
a ese molde que dejas en la cama
que no pueden colmar todas las vueltas
que doy para que el aire dense a arcilla
y llegue Dios y sople y te haga carne.
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