Asideros del abismo

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Robert Crumb

miércoles, 22 de mayo de 2013

Soneto doble improvisado durante el evento por Elvira Roda, la chica 'burbuja' de Valencia


Soneto doble improvisado durante el evento por Elvira Roda, la chica 'burbuja' de Valencia

Lo cierto es que no sé lo que se espera
de mí: me encuentro manos a la obra
desde esta esquina oscura en un teatro
que empieza a iluminarse de repente

dejándome a la vista inquisitiva
del público -me observan rodeado
de otras siete personas que realizan
la misma acción extraña encomendada-.

Se trata de escribir algún poema
(da igual si bueno o malo, aunque espontáneo),
y no se me da bien improvisar

-rebusco  atosigado en la recámara
de versos abortados: tanto polvo
y ni una sola idea aprovechable-;

así que empezaremos otra estrofa
en busca de una atlántida anegada
por un mar insondable de fracasos
a ver si al fin llegamos a buen puerto

sumergido y anclado de corales
que pueda algún lector sacar a flote
-si no acaba saliendo panza arriba
perdido entre palabras inconexas-

dotando de sentido la inmersión
a ciegas (sin oxígeno ni datos
que indiquen lo profundo de las aguas):

quizá haya suerte y hasta consigamos
que -tímida- la más bella burbuja
emerja desde el pecio de estos versos.

1 comentario:

  1. Ayer estuvimos en un acto benéfico recaudando fondos para la familia de Elvira Roda, la chica 'burbuja' de Valencia.
    Se trataba de improvisar poemas durante una actuación con música y pintura (esta última también improvisada) para embotellarlos siguiendo la ilustre iniciativa de Paco Mateu (Comunicación desde la otra orilla) y venderlos al acabar por 5 euros.
    Me sentí algo defraudado por el poco apoyo que tuvimos para dar a conocer lo que estábamos haciendo entre los asistentes, con el consiguiente escollo que suponía para las ventas de los poemas, cuyo importe iba íntegramente para la causa.
    Al final le echamos morro y agotamos existencias y hasta vendimos los manuscritos sin embotellar -se nos acabaron los recipientes-, acabados igualmente estos, nos pusimos a escribir en el momento más -en total venderíamos más de treinta-.
    Fue un momento bonito.
    A mí, aparte de un hai-kú que olvidé firmar, sólo me dio tiempo a concebir este soneto doble que finalmente no cupo en el papiro por lo que no pudimos venderlo.
    Aquí lo tenéis con mis disculpas.

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