Ven
Dame la mano, ven, estoy perdido
igual que tú y no puedo levantarme
-las fieras me han probado y no les gusto,
la tierra no me absorbe como abono-.
Dime de dónde vienes, quién te ha puesto
esta otra piel de mil magulladuras
y el gesto de pantera torturada
despeñada hasta el fondo de sí misma.
Nos queda deambular como si fuéramos
ludópatas que acaban de fundirse
a día dos de mes el sueldo entero,
o continuar -tragándonos el miedo
como astillada prueba del delito-
de apoyo mutuo, fiel, desvencijado.
Gracias por el 'Bueno'.
ResponderEliminarMe ha emocionado.
ResponderEliminar¡Gracias Tere!
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