Hai-kus del cero

Hai-kus del cero

I

Surcan tu aro
del uno al infinito
todas las cifras.

II

Gen dominante:
tienes, multiplicado,
hijos idénticos.

III

Cómo los cuidas:
se maquillan sumándote,
nunca envejecen.

IV

Big-Bang, bostezo,
anillo, pozo, huevo,
sol de los números.

V

Ten más valor:
Da un salto al otro extremo
cero a la izquierda.

Hablando del tiempo (que hace)

Hablando del tiempo (que hace)

Hace frío esta noche, yo aquí sigo

tratando de extraer sobre estos versos

la tinta envenenada de tu nombre

tatuado en mis espaldas por tus uñas.

Ha llovido lo justo para aguarme

el corazón y andar chapoteando

descalzo por los charcos de mi alma

donde un día al caer casi te ahogaste.

Y lo peor el viento: esos guantazos

de Dios que van doblando los paraguas

quizá como castigo a mis blasfemias.

Hace frío esta noche, lluvia y viento

impiden que te olvide: se parecen

al tiempo o temporal que compartimos

y no ha vuelto a amainar tras tu estampida.

Sólo para mis ojos

Sólo para mis ojos

Sigue bailando así: te han enseñado
igual que a los caballos sibaritas
-te mueves como cantan las sirenas-
a herrarte al cuerpo el ritmo de la música.

No tengas miedo de los crotoniatas
-flautistas de hamelín del mundo clásico
con quintacolumnistas instrumentos-:
estamos tú y yo solos en la noche.

Llegaste de tan lejos -por tus rasgos
diría que de algún otro planeta-,
mañana habrás volado de regreso

pero ahora estás desnuda ante mi cama
de pétalos de rosas todos lisos.
Se lanza hacia mi cuerpo tu silueta

haciendo agua la boca del deseo.

'Dark was the night (Cold was the ground)' de Blind Willie Johnson viaja en el Voyager

'Dark was the night (Cold was the ground)' de Blind Willie Johnson viaja en el Voyager

La noche sigue oscura, el suelo frío;
quizá otra estrella alumbre suficiente
y no haya sido en vano mi trayecto:
74500 años

cruzando la galaxia, y el deseo
de que un ser alienígena consuele
este eterno dolor del ciego negro
frotando su navaja por las cuerdas

de la guitarra y las de su garganta
para emitir las ondas de sonido
que han surcado planetas a la espera

de un sistema auditivo que recoja
este lamento -yo: disco dorado-
cuyo pesar de insomnio a la intemperie

no ha aplacado la vida en mi planeta.

Singladura

Singladura

Uno intenta que casi no se note,
sigue yendo al trabajo cada día,
va silbando la misma melodía,
todo apunta a que está saliendo a flote.

Lo cierto es que se hunde, que su bote
va haciendo aguas, que su travesía
ha tocado a su fín, que la sangría
va extendiéndose igual que chapapote.

Se enciende ahora la luz que da sentido
-nada de religión, ni Dios, ni karma-
a este infinito errar, suena la alarma

-faro en el que estrellarse- y tu quejido
-nadie te escucha: ahórrate saliva-:
el único destino es la deriva.

Desincronizado

Desincronizado

Me voy quedando atrás, lo noto al verme
con algo de retraso en los espejos.
Me sigo a duras penas, no me alcanzo.
Mis huellas se adelantan a los pies.

Me peso tanto: lastre de mí mismo,
hatillo con los pies a la cabeza,
alérgico a ingrediente en mi receta,
sonámbulo que cruzo por mi sueño.

Llego tarde a mi cuerpo al despertarme
me he hecho ya el desayuno, me he duchado
y no logro acortarme la ventaja.

Mis fotos de perfil son foto-finish.
Nací y sonó a destiempo la claqueta.
Golpea su reloj el dedo índice

de Dios: impuntual llego a su cita.

Inhóspito hospicio

Inhóspito hospicio

Has vuelto y comprobado que era cierta
mi ingenua profecía, las palabras
que te lancé entre el ruego y la amenaza
en un desesperado intento póstumo

por conseguir que no me desahuciaras
llevándote al marcharte de la casa
las vigas que sostienen su estructura
volviendo alfombra el techo derruido.

'Si sales nunca olvides que te quise
como al imán el hierro, como piedra
lanzada siendo tú la gravedad'

gritaba ante el indicio de seísmo
que tuvo su hipocentro en tu portazo.
Reinaste entre las ruinas del destierro:

No aspires a otro hogar que la intemperie.

Desafío a Clarence

Desafío a Clarence

Que venga aquí ahora mismo el ángel ese
enviado por Dios a James Stewart
a borrarle la idea del suicidio
recordando el valor de su existencia.

Quisiera verlo urdiendo su renuncia:
'¿Por qué no me llamaste cuando Hitler
en su estudio del búnker sostenía
su Walther en la sien? ¿Por qué esta prueba

que sabes de antemano fracasada?
¿Merecen unas alas tanto esfuerzo?
¿En serio crees que hay Dios -perdón- que pueda?'.

Que venga aquí ahora mismo a ver qué inventa
para abstraerme al vértigo del puente,
con qué argumento logra disuadirme:

tu amor o tu espantada -apuesta al canto-.

Ven

Ven

Dame la mano, ven, estoy perdido
igual que tú y no puedo levantarme
-las fieras me han probado y no les gusto,
la tierra no me absorbe como abono-.

Dime de dónde vienes, quién te ha puesto
esta otra piel de mil magulladuras
y el gesto de pantera torturada
despeñada hasta el fondo de sí misma.

Nos queda deambular como si fuéramos
ludópatas que acaban de fundirse
a día dos de mes el sueldo entero,

o continuar -tragándonos el miedo
como astillada prueba del delito-
de apoyo mutuo, fiel, desvencijado.

Fiebre

Fiebre

De pequeño rezabas con los ojos cerrados
-aun sabiendo que Dios nunca hacía ni caso-
con el único fin de subir el termómetro
y pasar unos días entre libros y cómics.

Tener fiebre era un márgen, largo fin de semana
(un abierto paréntesis que expulsaba deberes,
profesores y exámenes), 'mare' contra collejas
y esperadas visitas que trajeran regalos.

Con el tiempo es la forma de mostrarte que eres
vulnerable, indefenso, poca cosa en el fondo:
ser que entrega sus armas frente a un triste pirógeno.

El sudor de los dedos te emborrona la tinta
de los libros que lees con las líneas bailando.
Tener fiebre es la antítesis de lo poco que hay bueno.

Tener fiebre: el infierno bajo sábanas húmedas.

Deseo

Deseo

Buscabas devorarme: yo era presa
coqueta y seductora, blanco inmóvil
a punto de inmolarse en sacrificio,
ratón suicida dando coba al gato.

Luchamos a manera de cachorros
jugando con las manos de sus amos:
dejándonos heridas duraderas
cuyo dolor no puede reprocharse.

La fuerza se acabó aunque no el deseo
y el sol rindió homenaje a nuestros cuerpos
vencidos de aguantar contra la noche

y de azuzar las lenguas y los sexos
como alas que manchadas de petróleo

trataran de emprender el vuelo en vano.